Los problemas para conciliar el sueño y las interrupciones durante la noche son bastante comunes en niños. Si no se tratan adecuadamente, estos inconvenientes pueden volverse crónicos y extenderse durante muchos años. Existen diversos factores que pueden desencadenar problemas para dormir en los niños, como cambios en el desarrollo, condiciones médicas, dificultades conductuales y factores ambientales.

Es frecuente que los niños menores de cinco años tengan dificultades para conciliar el sueño, se despierten con frecuencia en medio de la noche, se levanten temprano por la mañana, tengan pesadillas o episodios de terrores nocturnos. Los niños que enfrentan estos problemas pueden estar privados de sueño y sentirse fatigados, lo que puede afectar su estado de ánimo, comportamiento y rendimiento escolar.

Existen varias estrategias que pueden beneficiar a los niños con problemas de sueño, como:

  1. Rutina de sueño constante: Una rutina de sueño coherente señala al niño que es hora de dormir y ayuda a crear un entorno relajante.
  2. Limitar el uso de pantallas: La luz azul de estos dispositivos puede interferir con el sueño, así que limita el tiempo frente a la pantalla antes de dormir.
  3. Actividad física regular: Se recomienda participar en actividad física para mejorar el sueño, reducir la ansiedad y el estrés.
  4. Ambiente propicio para dormir: Una cama cómoda, una temperatura ambiente fresca y reducción de ruido mejorarán la calidad del sueño.

Si los problemas de sueño en un niño son causados por una condición médica subyacente, como apnea del sueño, puede ser necesario buscar tratamiento médico.

En algunos casos, se pueden usar medicamentos para tratar los disturbios del sueño en niños, pero esto debe ser considerado como último recurso y bajo la supervisión de un médico.

Cada niño es único y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. Si tu hijo experimenta problemas persistentes de sueño, es importante consultar a un pediatra o especialista en sueño para determinar la causa subyacente.

Mantener una buena higiene del sueño es esencial para niños de todas las edades. Fomentar hábitos de sueño saludables desde temprana edad no solo sienta las bases para un sueño de calidad a lo largo de la vida, sino que también previene que los problemas de sueño se conviertan en asuntos crónicos.

El proceso de cambio requiere paciencia y comprensión. A menudo, se necesitan varias semanas o meses para ver resultados al intentar mejorar los problemas de sueño en niños. La calidad del sueño de los niños y sus perturbaciones pueden mejorarse con persistencia y la aplicación de diversas estrategias.

Aquellas personas que sufren de insomnio son aquellas cuya incapacidad para conciliar el sueño se repite (más de 30 minutos por noche), que no reciben suficiente sueño (menos de ocho horas) y que no consolidan o mantienen una calidad de sueño adecuada a pesar de tener suficiente tiempo y oportunidad para dormir, lo que resulta en una función diurna deteriorada para los pacientes y sus familias. La somnolencia resultante puede hacer que los niños estén irritables, sufran problemas de comportamiento, tengan dificultades de aprendizaje, provoquen accidentes en vehículos automotores (en adolescentes) y tengan un rendimiento académico deficiente.

El comportamiento de sueño de los niños tiende a seguir algunas tendencias generales, pero existen grandes diferencias entre ellos, que pueden atribuirse a la ansiedad crónica, variaciones culturales o diferencias genéticas. En los estudios epidemiológicos más recientes, se ha demostrado que la prevalencia del insomnio pediátrico varía del 10% en Vietnam al 25-30% en los Estados Unidos y hasta un 75% en China.

No hay pautas claras sobre la mejor manera de abordar la mejora del sueño, pero se ha demostrado que esto puede ser beneficioso tanto para los niños afectados como para sus familias en general.